CAPÍTULO UNO: “RUPERTO FURIOSO”


Cuando Ruperto se entera que han sobrevivido diez magos se pone furioso y manda a capturarlos.

Los cabos de su ejército, encargados de rastrear a los diez, informan que éstos han huido del Refugio Mágico y Ruperto se enfurece mucho más.

Mientras tanto, los diez magos, usando las varitas de los hechiceros muertos, crean una ilusión y el general Ruperto cae en la trampa.

Y así, como salida de la misma nada, una ilusión de diez mil magos invade el territorio del general.

Ruperto, al ver que su ejército es triplicado en cantidad por el ejército de hechiceros, ordena la retirada. Pero, minutos antes de abandonar la guarida, se da cuenta del engaño y ciego de furia manda a colocar una bomba atómica que destruye completamente el Refugio Mágico.

Una vez lejos del lugar, el general Ruperto planea su venganza más terrible: ¡¡destruir todos los cuarteles del Mundo Mágico!! Ningún hechicero debía quedar con vida, entonces, lanzó a su ejército a librar una de las batallas más sangrientas que se pudieran recordar.

Nueve días bastaron para que no quede cuartel en pie ni hechicero con cabeza. Sólo los diez, que escaparon del primer ataque, seguían con vida y huyendo…

La sola idea de que los magos encontraran el Libro, enloquecía aún más a Ruperto. Porque el hechicero que se apoderara de El Libro de las Profecías Eternas tendría el poder suficiente para impedir que él sea el Rey del Universo.

Nadie le arrebataría su imperio ni acabaría con su vida. ¡¡Nadie!! Y de su garganta salió una especie de alarido que se escuchó a kilómetros y kilómetros a la redonda: ¡¡¡LOS HECHICEROS MORIRÁN!!!

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